Los comienzos, Nimbus 36″ del 2017
Este verano jubilé mi Nimbus 36» del 2007. Horquilla de V, eje cuadradillo, bielas de 114mm, sillín Kh freeride (gordo y blando) manillar Kh T bar y freno magura de pastilla.
Con él he hecho muchos km, muchas horas, durante muchos años ha sido mi vehículo de transporte principal por ciudad, trayectos cortos y rápidos.
Este pasado año tuve una lesión de rodilla que conllevó una importante perdida de musculatura de la pierna izquierda, sobretodo basto interno y externo del cuádriceps. Así que a parte de ejercicios específicos de rehabilitación, el fisio me prescribió mucha bicicleta de carretera. Jajajaja bicicleta dice... Así que empecé a salir a la carretera con el Nimbus y viendo las limitaciones, llamé a monociclos.com para cambiarme el monociclo.
En un momento de calentón, hasta estuve a punto de pillarme un KH con Schlumpf. Pero desperté y vi que no era viable por el momento.
Estuve preguntando y mirando opciones, y me recomendaron el QU-AX 36» bielas 125-145mm, freno de disco, sillín Eleven (fino y duro), y manillar Q-handle (circular).
QX AQxle Disc 36″ + Q-Handle
MENUDA DIFERENCIA!
Freno Disco Shimano:
Al pasar de freno de pastilla a disco gané mucho en control.
Bielas Q-Axle 125/145:
Al aumentar el tamaño de las bielas al principio me parecía tener menos velocidad, pero luego me sentía más cómodo al hacer distancias largas, más potencia en subidas y bajadas. Y el poder cambiar de 125 a 145mm una gran ventaja para subir cuestas muy empinadas por caminos de tierra y piedras.
Sillín Qu-aX Eleven:
El sillín fino y duro muchísimo mejor para la entrepierna y el culo. Eso sí, siempre acompañado de un buen culot.
Manillar Q-Handle:
Con diferencia el mejor cambio de todos es el manillar. El KH sale directamente del sillín y es muy débil, el agarre es un poco raro y al final siempre terminaba poniéndolo lo más corto posible para que hiciera tope la punta de la T en la tija y esto le aporte rigidez y estabilidad. El Q-handle es brutal. Puedes usar diferentes agarres y puedes ponerle el freno justo debajo de la mano, en la misma u. El soporte sale de la tija y no del sillín, esto le hace ganar muchísima más estabilidad y le puedes poner tu peso de verdad. A parte de todo eso, para cargar equipaje en la parte delantera del monociclo, este manillar es mucho más práctico.
Preparando la Ruta
Una vez llegó el monociclo, necesitaba encontrar una ruta para estrenarlo a conciencia. Unos cuantas semanas saliendo cada dos días a hacer 40-50km por las mañanas y mirar diferentes rutas. Finalmente me decanté por hacer una versión de la ruta Pirinexus. Una ruta circular rodeando la provincia de Girona, por la costa y el pirineo. Muy asequible y cortita.
Para el equipaje tengo un porta-bultos con cierre de mariposa, que anclo a la horquilla. Sencillo, del dechatlón y que soporta hasta 8-10kg. Mi norma es, nunca llevar peso en la espalda para montar en monociclo. Me parece incomodo y lesivo para la espalda.
Consigo en Andorra unas alforjas »minimalistas», muy pequeñas, perfectas para el monociclo. Preparo todo y me preparo para empezar la ruta.
Pirinexus Versión Monociclo 36″
Día 1: Girona – Cala Estreta (Palafrugell)
53km en llano.
A los 10km de haber salido de casa tengo que hacer una parada técnica para reestructurar el equipaje que llevo debajo el manillar, ya que roza con mis ingles. También me doy cuenta de la dificultad de subirse al monociclo y las primeras pedaleadas para arrancar con los 15-16kg que llevo colgados al monociclo.
Empiezo por un camino de tierra (ciclo vía) hasta la altura de santa Cristina d’Aro que cojo una carretera secundaria y posteriormente caminitos por el bosque paralelo a las calas de la costa brava.
Llego a una bonita cala, que a medida que va oscureciendo se vacía por completo hasta quedarme sólo. Duermo en la tienda, debido a los mosquitos por la noche. Me despierto para ver salir el sol mientras desayuno y me preparo para salir.
Día 2: Cala Estreta- Taravaus (Figueres)
74km con poco desnivel, carreteras secundarias, nacionales y algún tramo de autovía.
Salgo después de un bañito dirección taravaus por caminitos de tierra hasta el núcleo de Palafrugell y carreteras secundarias, siempre por el arcén de la carretera y esperando que los coches me respeten. Van acomulandose los km y el sol de agosto empieza a pegar con fuerza, hasta que a 20km de mi destino, al borde de un sincope por calor, me veo obligado a parar en la sombra de un pequeño bosque para tumbarme a descansar una horita, comer y beber algo. Una vez recuperado fuerzas encaro los últimos km de carretera hasta Taravaus, el pueblo donde vive mi madre. Llego y devoro toda la comida que encuentro en la cocina. Lo que más agradecí ese día fue no tener que recolocar todo el material de nuevo al monociclo el día siguiente por la mañana.
Día 3: Taravaus – Prats de Molló.
82km, 1200 desnivel ascendente 500 descendiente.
Salgo muy temprano y siguiendo la nacional II me dirijo hasta la frontera francesa por su paso en el Pertús, entre colas kilométricas de coches parados. Subida un poco dura, sobretodo el último tramo y bajada larguísima hasta Cerét. Mi intención es dormir en ese pueblo, al que llego a las 12 del mediodía. Llamo a un amigo que trabaja allí, para verle, pero justo ese día no trabaja. Miro el cielo y veo que se aproxima una tormenta, así que decido seguir y juntar dos etapas. Después de comer y comprar algo para cenar, pedaleo por el margen de la estrecha carretera esperando que caiga un chaparrón. Cubro con las fundas el equipaje y me pongo el impermeable. Empieza a llover y me paro en un pueblito a resguardarme y leer, esperando a que pare un poco. Al reanudar la marcha me pierdo un poco en un cruze, al que no presté demasiada atención, y me regalo unos 10km de subida empinadisima y su posterior baja por el mismo camino. Pregunto a unos bomberos el camino y con un genuino y oxidado catalán mezclado con francés, me dan las indicaciones y me dan ánimos para trozo me falta para llegar. Lo lucho, lo sufro, lo gozo y llego al fin a Prats de Molló a eso de las 5 de la tarde. Tiendo la ropa, planto la tienda, como un poco, ato el monociclo y me doy una vuelta por el pueblo. Esa noche duermo planchado, y me levanto con la calma la mañana siguiente.
Cuarto día: Prats de Molló – Molló
23km, 900m desnivel ascendente en los primeros 13 km
Me habían advertido que los primeros 13km hasta el Coll d’Àres es un suplicio con tramos del 9 y 10% de desnivel, que con 15km de peso encima multiplica la dificultad, y lo corroboro. Me tomo casi hora y media llegar hasta arriba, eso si, sin poner el pié en el suelo. Desde allí todo bajada hasta el pueblo de Molló. Mi intención es pasar a ver a los padres de un gran amigo (ex-monociclista) y continuar dirección Olot. Pero al llegar a la visita sorpresa me invitan a un desayuno y su posterior comida, me aconsejan una ducha y me termino dejando convencer para pasar el día con ellos, quedarme a dormir y partir el día siguiente.
Quinto día: Molló – Girona
102km, 1200m de bajada
Cómo el día anterior había cortado la etapa y sólo había hecho 23 km decido juntar etapas y llegar hasta Girona, destino final de la ruta. Así que a las 7 salgo de casa de los padres de mi amigo y empiezo a pedalear frenando carretera cuesta abajo. En los momentos de bajada que me adelantan los ciclistas con cero esfuerzo maldigo mi orgullo de monociclista, pero luego me doy cuenta que, sí, se va más lento, es otro concepto y otro ritmo, pero que si no me comparo con ellos no se va tan mal en las bajadas, y no te cansas demasiado. Eso sí, en bajadas fuertes se va más lento que en recto, y el riesgo de caída es más elevado.
Decido cambiarme el reloj de mano. Ya que al usarlo a la izquierda y no poder mirarlo en bajada, por que lo llevo en la mano que tengo pegada al freno, no puedo saber la velocidad.
Pasando por carretera hasta Olot y 50km de camino ciclo vía de tierra. Mucho más seguro y agradable, pero también más lento y casi 6 horitas llego a finalmente a Girona completando así la ruta.
Notas Técnicas y no tan técnicas
Durante toda la ruta intenté seguir a una velocidad media de 3 minutos el km o lo que es lo mismo 20km/h. En las zonas más rápidas consigo llegar hasta los 2.17m/km o 27 km/h, que con tanto equipaje y cansancio me parece todo un logro.
Para toda la ruta no utilizo ningún dispositivo electrónico más allá del reloj, que aunque tenga GPS no lo utilizo. Así pregunto, miro los carteles y antes de salir, cuando tengo Internet me aprendo los nombres de los pueblos por donde pasar y las mejores rutas. Al ir por carretera, me lo puedo permitir.
Para el agua, llevo un camelback en las alforjas con el tubo hasta el manillar, donde puedo acceder en marcha, y un botellín que relleno al pasar cerca de una fuente en los diferentes pueblos.
Para la comida, al mediodía paro en un súper y compro lo justo para comer y algo para cenar que ocupe poco y pueda meter en las alforjas. A parte de eso barritas energéticas y frutos secos.
La experiencia buenísima, el problema es que se me hizo súper corta. 5 días y 334km. Seguramente las ideas de salir a rodar en carretera en busca de aventura fueron influenciadas por el loco logro de Edd Pratts que recientemente completó la vuelta el mundo (220.000millas y 3 años y medio).
De momento tendré que conformarme en seguir soñando poder hacer algo parecido en un futuro.
Actualmente estoy viviendo en los Alpes franceses, y tengo muy en mente regresar a casa en monociclo, cuando tenga 15 días libres. Así que tendré que probarlo.